Bucle abierto
Eva Lootz
1988
Hierro, zinc, latón y fieltro
Medidas: 40x420x170 cm
Colección de Arte Contemporáneo Español de Naturgy
Procedencia:
Firma:
SIN FIRMAR
Exposiciones:
2002 Arte en España 1977-2002, Sala Manege, Moscú
Bibiliografía:
SIN BIBLIOGRAFÍA
Comentario:
De origen austríaco, Eva Lootz reside en España desde finales de los años sesenta. Su trabajo se verifica a través de un diálogo activo con los materiales, gracias al cual la idea cobra vida física. Esta pieza forma parte de la serie de Circuitos, y se configura como un conjunto de elementos desplegados por el suelo describiendo un doble trayecto. Con el precedente de Circuito roto, de 1987, esta obra propone el bucle, el ocho, como figura imaginaria que simboliza el infinito, el viaje circular. El ocho es también idea central en Noche, decían, de aquel mismo año, aunque relacionado ahí con la idea de "noche". La ruta se concibe de este modo como exploración necesaria, como vivencia caracterizada por interrupciones, cambios (del metal frío y brillante, al fieltro cálido y mate). En los cruces de caminos se alzan dos pequeñas construcciones de latón. Su brillo, color y situación central reclaman la atención sobre ellas, y reconducen la mirada hacia el camino, que se abre hasta interrumpirse o fundirse en el espacio amplio del suelo. Las construcciones están inscritas en estructuras de varillas en forma de casas, y abren sus ocho puertas arqueadas (el número ocho como clave) a los cuatro puntos cardinales, permitiendo un recorrido en varias direcciones. Estas piezas centrales son lugares de paso, pero también techo y ámbito interior, escala y reposo en el viaje. La figura del caminante está ausente en este camino de Eva Lootz, pero de alguna manera implica al observador en virtud de la analogía entre el camino y la vida: lo que para Schiller era el viajero nostálgico del hogar, de "un paraíso, un estado de inocencia, una edad de oro".