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Bodegón cubista con guitarra

José Moreno Villa

1925
Oleo sobre lienzo
Medidas: 46x27 cm
A.C.A.C. Fundación AON España

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Procedencia:
Col. artista / Gal. Guillermo de Osma, Madrid / C.A.C.-Museo Patio Herreriano, Valladolid

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Exposiciones:
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Bibiliografía:
Museo Patio Herreriano. Arte Contemporáneo Español, Colección Arte Contemporáneo y Ayuntamiento, Valladolid, 2002, 56, rep.c.

Comentario:
Bodegón cubista con guitarra y Composición con ajedrez son dos obras claramente representativas de la etapa cubista de José Moreno Villa: una etapa con la que inició su dedicación a la pintura. Antes había desarrollado una labor teórica y literaria que, desde la química le había llevado a la poesía y a la Historia del Arte. En Madrid fue uno de los más activos integrantes del grupo de la Residencia de Estudiantes. Sin haber participado directamente en la llamada Escuela de París y conociendo las obras de los cubistas principalmente a través de reproducciones, Moreno Villa se vio inmerso en los planteamientos formales del entonces llamado "Arte Nuevo", opción vanguardista que en España supuso una auténtica renovación del panorama artístico. El Cubismo, que llegaba a España tardíamente cuando ya en París habían sido convertido en un cierto clasicismo moderno, y después el Surrealismo fueron la base de su obra. Su etapa cubista se prolongó de 1924 a 1927 con algún ejemplo tardío en 1929, y estaba basada en la fase sintética y sus derivaciones de entreguerras de Picasso, Braque, Gris o Lhote. Encuentra correspondencias en la obra de contemporáneos españoles que hallaron en la disciplina cubista un paso decisivo a la modernidad, y en este sentido pueden verse los bodegones de Manuel Ángeles Ortiz, Ismael G. de la Serna, Hernando Viñes y Joaquín Peinado que posee la Colección C. A. C. Patio Herreriano, todos de la década de los veinte. Moreno Villa, como ha señalado Eugenio Carmona en sus estudios publicados en 1987 y 1999, no explora la facetación, sino que opta por establecer grandes planos abstractos. El Cubismo no fue para el pintor malagueño un lenguaje definitivo, sino una fase de aprendizaje en virtud de la cual se aproximó a un proceso de esquematización y construcción de las formas. Su temperamento romántico preferiría las sugestiones del surrealismo a la racionalidad cubista, al que consideraba un arte frío que eludía el drama. En Bodegón cubista con guitarra los motivos representados pertenecen al repertorio clásico: guitarra, partitura y frutero (casi los mismos que en la obra de De la Serna de este mismo catálogo). Se reducen a formas y planos geométricos bien delimitados sobre un espacio plano. Se inscriben en una composición cerrada por el borde pintado a modo de marco estableciendo un espacio ficticio. La geometrización de los objetos encuentra una contrapartida en los grupos de líneas negras paralelas que representan pentagramas y cuerdas, pero son una excusa para, con sus diferentes direcciones, introducir un cierto dinamismo en una composición estática. CB

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