DAVID DEL BOSQUE
Superposiciones y desplazamientos
La obra última de David del Bosque, que ocupa la Sala 0, constituye una nueva muestra de la convocatoria de la Fundación Municipal de Cultura.
"Lo que aquí vemos no es exactamente ni un desplazamiento hacia atrás ni una vuelta a los orígenes de la trayectoria de David del Bosque, tampoco un retorno al orden. Es, más bien, un continuum desbrozado (¿quizá deberíamos decir destramado?), una apuesta por la “energía visual pura”; por los elementos visuales básicos que componen todo lo que vemos y que “constituyen la fuerza visual esquelética, crucial para el significado y muy poderosa en lo relativo a la respuesta”. Sin embargo, esta energía visual pura, aunque fácil de aislar en el ámbito de la teoría, nos es revelada en un contexto determinado y en un espacio concreto. Desde este punto de vista podemos ver todos los trabajos de DdB (ahora tramados, ahora destramados; ahora barrocos, ahora minimales) en perspectiva axonométrica: más cercanos o más lejanos, pero todos con idéntica contundencia.
Al igual que la mirada de ciertos retratos, que parece perseguirnos al deambular por la habitación, la perspectiva insinuada en estos objetos artísticos (no termino de atreverme a hablar de pintura o escultura) cargados de energía visual pura camina a nuestro lado en el tránsito por la sala.
“La visión, en particular, como señaló Hans Jonas, es el prototipo y quizás el origen de la teoría, en el sentido de mirada desapegada, contemplación” escribió Rudolf Arnheim, autor de quien tomamos también el concepto de “exploración activa” aplicado a lo visual. Dicho de otro modo: hemos elegido tomar la píldora roja y entrar en Matrix, pero todavía necesitamos dotar de inteligencia a nuestra visión para poder percibir los ceros y unos que hay tras lo evidente. Arnheim, en “El pensamiento visual”, desarrolla una teoría de preeminencia de la percepción frente al lenguaje como sistema de conocimiento del mundo (incluso como forma de relacionarnos con el entorno) y va incluso más allá cuando afirma que “el conjunto de las operaciones cognoscitivas llamadas pensamiento no son un privilegio de los procesos mentales situados por encima y más allá de la percepción, sino ingredientes esenciales de la percepción misma”. El autor se refiere a acciones como “la selección, la captación de lo esencial, la simplificación, la abstracción, el análisis y la síntesis, el completamiento, la corrección, la comparación, la solución de problemas, como también la combinación, la separación y la puesta en contexto”, operaciones que ya ha realizado previamente David del Bosque, lo cual no nos exime de ser espectadores activos en lugar de meros sujetos pasivos."
Juan Gil Segovia