Logotipo del Museo Patio Herreriano

José Maldonado

1962 Madrid (España)

Obras del autor:

Biografía:
Su actividad arranca en los primeros años de la década de los ochenta, en los que desarrolla una pintura que se nutre de la estética del graffitti urbano: abigarramiento, fuerte colorido, mezcla de imagen y texto y uso del spray y el rotulador. Próximo a la obra de K. Haring, Penck o Kiefer, elabora un reducido pero significativo repertorio iconográfico, al que pronto incorpora caricaturas de artistas –J. Beuys, P. Picasso y V. Kandinsky entre otros-, que acompaña con signos y símbolos alusivos a sus obras, referencias que dejan de ser simples homenajes para aportar una carga conceptual determinante en la progresión de su pintura a lo largo de la segunda mitad de la década. Paralelamente concluye sus estudios de Bellas Artes (Universidad de Salamanca) e inicia su actividad docente en la Universidad de Castilla-La Mancha. La exposición Imágenes tradicionales (Juana Mordó, 1989) hace patente el viraje intelectual que imprime a su obra. Abandona sus propuestas iniciales para adoptar una pintura de tesis, con la que, a partir de referencias no figurativas y una lectura lingüística de la disciplina, entra en el análisis de los mecanismos de percepción y representación pictórica. 15/20 OK (1990), 2 Cegazones (1991) y Cámaras Hidráulicas (1992) ejemplifican el grado de complejidad formal y significante que alcanzan sus instalaciones, soluciones tridimensionales en las que escenifica y hace transitables los juegos perceptivos y conceptuales que insinúa en sus pinturas, desafíos intelectuales para los que se vale de las fisuras que el lenguaje y la mirada presentan como sistemas de interpretación y vías de conocimiento. En El gran teatro del mundo (1993) no limita a la explícita referencia calderoniana del título el espíritu barroco que subyace en sus proyectos; plenamente escenográfico, abunda en la necesidad de implicación por parte del espectador, al que se le exige un esfuerzo imaginativo para generar significados y contenidos a un montaje que habla en tono melancólico y a través de un lenguaje alegórico, de fatalismo, libre albedrío, fugacidad y muerte. Limbo (1995) se convierte en un nuevo proyecto de pintura sobre la pintura. En él incorpora aspectos autobiográficos, recreando el mobiliario y otros elementos de su estudio, para lo que emplea un lenguaje pictórico que alude simultáneamente compromisos con la abstracción y la figuración; el ambiente resultante se convierte así en un nuevo escenario que habla más de una disciplina reflexiva que de un oficio. D.A.T. (1997) sintetiza las tesis más significativas desarrolladas en sus obras a lo largo de la década de los noventa. Monumental en su dimensión espacial, en Di a ti parte de las teorías lacanianas sobre la esquizofrenia para hablar nuevamente de percepción múltiple de la realidad y reflexionar, paralelamente, acerca de la obra de arte como laboratorio en el que ensayar para conocer cómo conocemos. Aunque ya aparece en D.A.T., en Mal sonado/Mal soñado y Desafinado, ambas de 1998, la música se incorpora a sus proyectos como medio experimental para, en diálogo con los medios visuales, contrastar una vez más la ambivalencia de los códigos de representación e interpretación. El carácter autobiográfico que ya se indicaba en Limbo se intensifica incorporando a sus obras hechos concretos que forman parte de su experiencia vital. Música, conocimiento, hermetismo, amplio dispositivo espacial y signo son elementos que aparecen en [*]11111010001 (1999), proyecto en el que, sin abandonar sus indagaciones lingüísticas, establece nuevos escenarios de confrontaciones dialécticas, esta vez protagonizadas por el deseo y el instinto.

© 2025 Museo de Arte Contemporáneo Español