El espacio transformado
A finales de los años setenta se abandonan algunos conceptos artÃsticos basados en la reflexión sobre el lenguaje y la dimensión polÃtica de la obra. Una nueva autonomÃa hace posible la reconsideración de la pintura y la escultura. Ambas se encaminan hacia la conciencia más clara de su carácter de arte espacial. En estos años las obras reconquistan no sólo su vocación expresiva desde la más completa libertad, sino que se afirman invadiendo y modificando el espacio con una cierta tendencia a los grandes formatos.
La vuelta a la pintura y su historia tiene claros referentes en Campano y Navarro Baldeweg, mientras en la escultura destaca la diversidad de planteamientos y tendencias. Al dejar hablar a la materia y a las formas naturales, siguiendo incluso sus procesos de transformación, Adolfo Schlosser y Eva Lootz provocan evocaciones poéticas. Desde otra perspectiva, la escultura y su capacidad de construir y a la vez reflexionar sobre el espacio define las obras primeras de escultores como Badiola, Bados, Irazu, Cristina Iglesias y Miquel Navarro.
