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Jordi Teixidor

1989
Oleo sobre lienzo
Medidas: 140x280 cm (Díptico)
A.C.A.C. Fundación AON España

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Comentario:
En este cuadro, Teixidor establece un diálogo puramente pictórico entre una forma geométrica estructuradora y un contexto cromático más libre. Azules, verdes y blanco, constituyen la articulación cromática de esta obra que, dentro de una notable limitación de su paleta, logra crear matices y gradaciones de gran sutileza, en un juego pictórico riguroso y sensual. En sus obras más recientes, de principios de los noventa, se da de forma recurrente ese elemento cuadrado y cruciforme, pero ya sobre un campo neutro blanco. En este lienzo de1989 todavía persiste un vínculo con la mayor expresividad de su obra de mediados de esa década. El formato del cuadro, constituido por un díptico de dos lienzos cuadrados, sugiere el campo apaisado de un paisaje, pero esta obra de Teixidor evita la sugerencia naturalista. Como ha señalado Manuel Borja-Villel, Teixidor concibe el paisaje como una categoría lingüística, un elemento puramente formal. Auna aquí este formato apaisado, con el cuadrado, forma "anti-paisaje, una forma racionalista perfecta que relacionamos con el mundo abstracto". La pincelada densa y ágil sigue una dirección preferente, ligeramente inclinada, y conserva ciertos acentos de la pintura expresionista abstracta norteamericana, sobre todo de su segunda generación, como es la obra de Joan Mitchell. En última instancia, cabría relacionarlo con el llamado "impresionismo abstracto" y no es extraño, si pensamos que Teixidor, además de su admiración por Rothko, nunca ha ocultado su admiración por el Monet de las Ninfeas.

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