Sin tÃtulo
Mitsuo Miura
1979
Madera y betún
Medidas: 12x368x10 cm
Colección de Arte Contemporáneo Español de Naturgy
Procedencia:
Col. artista / Gal. Helga de Alvear, Madrid / C.A.C.- Museo Patio Herreriano, Valladolid
Firma:
SIN FIRMAR
Exposiciones:
SIN EXPOSICIONES
BibiliografÃa:
Museo Patio Herreriano. Arte Contemporáneo Español, Colección Arte Contemporáneo y Ayuntamiento, Valladolid, 2002, 194, rep.c
Comentario:
Desde que se estableciera en España a mediados de la década de los sesenta, Mitsuo Miura ha desarrollado una obra de múltiples lenguajes desde la escultura, la pintura, proyectos en la naturaleza, el grabado y la fotografÃa. Sin embargo, todos esos lenguajes expresan un principio común, que es la esencia de su planteamiento estético: el arte como comunicación hacia el exterior de la subjetividad del artista y su entorno más directo. Experiencias, emociones y sensaciones se ensartan en una creación plástica que busca lo cotidiano y que quiere recuperar la genuina raÃz del arte como experiencia placentera. Destaca el gusto por la contención, la riqueza de los matices, el color y la incursión en el espacio cercano. Su obra se ha relacionado con el minimalismo por la reducción de elementos no esenciales, centrándose en la forma básica. En su escultura esto es claramente visible, y en Sin tÃtulo lo es todavÃa más. Realizada en 1979, corresponde a un grupo de esculturas que realizó cuando todavÃa vivÃa en Bustarviejo, cerca de Madrid. Ese periodo, en el cual Miura se hallaba inmerso en una poética de la naturaleza y el paisaje, propició una serie de trabajos relacionados con vivencias de ese espacio vital. Años después, al instalarse en Madrid, se orientarÃa hacia la ciudad y sus estÃmulos visuales y emblemáticos. Sin tÃtulo posee todavÃa ese sentido de la naturaleza viva. Miura ahueca troncos creando formas de cajas rectangulares o contenedores ovalados cuyo interior pinta con betún. Colocadas sobre las paredes en posición vertical u horizontal, estas piezas convierten viejos troncos y vigas en espacios misteriosos en una acción que el artista definió como "penetrar en el corazón del bosque". La referencia a la caja minimalista se rompe en estas esculturas cuando se advierte el tratamiento artesanal, táctil de la talla de cada pieza y el uso de colores naturales que nada tienen que ver con las superficies seriadas pulidas y de esmaltes industriales de, por ejemplo, las cajas de Judd. Sin embargo, Miura comparte con el americano la presentación de la dialéctica entre interior y exterior que se aprecia al orientar claramente el lado abierto de la "caja" hacia el espectador para ofrecerle la visión de su fondo sin ocultarle nada. Miura presenta una idea plástica sin ornamento ni confusión: una pieza suspendida horizontalmente que invita al espectador a mirar en su interior como si se tratase de un horizonte abierto a una forma de contemplación de un paisaje interior. La escultura no pierde nunca su condición de objeto, pero el hueco pintado de negro es expresión del vacÃo y del silencio de una meditación serena. CB