Laguna de susurros
Victoria Civera
1999
Técnica mixta sobre pared
Medidas: 100x288x7 cm
A.C.A.C. Banco Santander, S.A.
Procedencia:
Col. artista / Gal. Soledad Lorenzo, Madrid / C. A. C.
Firma:
SIN FIRMAR
Exposiciones:
2000 ARCO, Gal. Soledad Lorenzo, Madrid
BibiliografÃa:
Museo Patio Herreriano. Arte Contemporáneo Español, Colección Arte Contemporáneo y Ayuntamiento, Valladolid, 2002, 257, rep.c.
Comentario:
La obra de Victoria Civera empezó a darse a conocer a principios de los ochenta en el contexto de las tendencias que recuperaban un tratamiento expresionista de la pintura, aunque en sus cuadros habÃa un principio de contención y un uso recurrente de formas de una geometrÃa no estricta, sobre todo del cÃrculo. Tras su instalación en Nueva York en 1987 inició una nueva etapa en la cual la pintura seguÃa primando, aunque reduciendo su escala y con la voluntad de creación de un espacio Ãntimo. La adopción de la tridimensionalidad del objeto y la escultura vino dada de forma natural, compartiendo terreno con la pintura y una gran variedad de materiales y objetos encontrados, o ensamblados y fabricados por ella con procedimientos artesanales. Desde los primeros años noventa, Civera explora el mundo evocativo de los objetos y la disposición espacial de éstos en ámbitos o habitáculos que proponen al espectador abrir su sensibilidad hacia la experiencia de lo fragmentario, lo misterioso e Ãntimo, con alusiones sexuales, fetiches del deseo y evocaciones corporales. Laguna de susurros se inscribe en este juego de evocaciones. Constituida por varios objetos, se despliega sobre la pared conservando un aliento pictórico que ella enfatiza con la pintura de la pared donde ha de ir instalada la obra. Los elementos y sus formas son ambiguos, aunque la presencia de unas pequeñas orejas blancas en uno de ellos que representa un pequeño paisaje, es una cita explÃcita de la idea de susurro. En otras obras, como Sonata, Civera habÃa aludido también a la idea de un sonido secreto u oculto que aquà es susurro. El objeto alargado, cubierto de terciopelo rojo, aporta una clara referencia sexual, pero es transformada al someter la pieza a un proceso de extrañamiento. Entre los dos objetos que constituyen Laguna de susurros existen unos códigos que no se le proporcionan al espectador. Esta idea del extrañamiento vincula a estas obras de Civera con la moderna tradición el objeto dadá y surrealista, especialmente con los más enigmáticos de Duchamp. El revestimiento textil y en general la elaboración manual de muchos de sus objetos propone otra cadena de significados añadidos. Unos, porque se derivan de lo textil como material "femenino" con sus operaciones asociadas de coser, forrar, revestir, dar textura, etc. En ésta como en otras esculturas, Civera fabrica elementos blandos con este tipo de materiales que aportan la sensación de lo orgánico. La vista se dirige sobre todo a la pieza roja, que la artista emplea también en alguno de sus proyectos de instalaciones, como Lucerlandia (2002). Esta forma entreabierta combina la condición táctil y cálida del terciopelo con la evocación poética de un receptáculo, laguna o huella erotizada de un cuerpo ausente. CB