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El zapatero y su musa

Rafael Barradas


Oleo sobre lienzo
Medidas: 98x76 cm
Asociación Colección Arte Contemporáneo

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Procedencia:
Col. art., Montevideo / Col. Carelli, Buenos Aires / Gal. Kramer, Buenos Aires /

Firma:
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Exposiciones:
1991 Arte en España 1920-1980. C.A.C., Palacio de Sástago, Zaragoza / 1992 Art a Espanya 1920-1990. C.A.C., Palau de la Virreina, Barcelona / 1997 Eugenio d´Ors, crítico de arte, M.N.C.A.R.S., Madrid / 1998 Vanguardias históricas. Arte español 1918-1939, Fundación Pedro Barrié de la Maza, A Coruña y Museo de la Pasión, Valladolid

Bibiliografía:
Arte en España 1918-1994. Colección Arte Contemporáneo, Madrid, Alianza Editorial, 1995, 63, rep.c; Colección Arte Contemporáneo, cat., Madrid, 1991, 28-29, rep. c; Esteban, P., Guía. MNCARS, Madrid, Aldeasa, 1994, 49, rep. c; Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, cat., Madrid, Ministerio de Cultura, 1992, 169; Museo Patio Herreriano. Arte Contemporáneo Español, Colección Arte Contemporáneo y Ayuntamiento, Valladolid, 2002, 280, rep.c; Vanguardias históricas. Arte español 1918-1939, cat., Cuaderno nº 3, C.A.C., Madrid, 1998, 39, rep.c

Comentario:
Hacia 1922 la pintura de Barradas experimentó un giro, y su vibracionismo se transformó en una vuelta a un tipo de realismo que conectaba con la tendencia en los años veinte del "Retorno al orden", con su reinvención del clasicismo, aunque en su caso asimilándolo a formas de la realidad cotidiana. Este cambio en su obra fue saludado por unos como un síntoma de sensatez, de abandono de las posiciones vanguardistas en favor de la "verdad" y la tradición. Por otros, esto mismo podía considerarse una auténtica claudicación. Barradas realiza obras en este espíritu en Luco de Jiloca, Teruel, donde se instaló en 1923 por motivos de salud. Hizo ilustraciones y dibujos al trazo de origen ingresco y picassiano, muchos de los cuales serían reproducidos en las revistas Alfar y Ronsel. Allí retrata a familiares y campesinos y concibe la serie de Los magníficos, constituida por personajes populares de la cual este Zapatero y su musa es una derivación. En 1926, dos años antes de regresar a Uruguay -donde moriría poco después- Barradas viajó a Hospitalet de Llobregat, donde fundó el Ateneíllo y pintó paisajes y gentes de la localidad. En un cuadro fechado en 1927, titulado Hospitalet de Llobregat (Col. particular, Buenos Aires), esta misma pareja es reproducida en el balcón de una casa del pueblo catalán. Aunque en tamaño reducido y con mucha mayor esquematización formal, ambos personajes tienen la misma postura y colores. Barradas refleja unos tipos españoles con sentido de sólida monumentalidad y estatismo, muy alejados de la fragmentación dinámica del vibracionismo anterior. La gama de colores cambia a ocres y grises, enfatizando con ello la vinculación del campesino con la tierra, y creando unas pinturas cuyo tratamiento tonal, austero y plano y cuya forma sintetizada, fijan y universalizan a sus personajes.

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