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El lugar de mi confesión

Alberto García-Alix

1995
Fotografía blanco y negro (1/3)
Medidas: 110x110 cm
Colección de Arte Contemporáneo Español de Naturgy

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Procedencia:
Col. artista / Gal. Moriarty, Madrid / C.A.C.- Museo Patio Herreriano, Valladolid

Firma:
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Exposiciones:
1998 García Alix. Fotografías 1977 -1998, La Fábrica, Madrid

Bibiliografía:
García Alix. Fotografías 1977 -1998, La Fábrica y T. F. Editores, Madrid, 1998, rep. b/n s.p.; Museo Patio Herreriano. Arte Contemporáneo Español, Colección Arte Contemporáneo y Ayuntamiento, Valladolid, 2002, 262, rep.b/n

Comentario:
Ésta y las otras dos fotografías de García Alix que forman parte de la Colección del Patio Herreriano datan de los años centrales de la década de los noventa, cuando el artista llevaba ya veinte años de dedicación a la fotografía. García Alix se encuentra especialmente cómodo haciendo retratos, y en realidad puede decirse que muchas de sus creaciones lo son también, aunque en ellas no aparezca ninguna persona. Su campo de acción se halla en las calles, entre sus amigos y conocidos, transitando por lugares marginales o, cuando menos, alejados de los circuitos burgueses convencionales. Su cámara capta interiores y escenas genuinos que corresponden a sus propias vivencias, su modo de vida y las personas que atraen su atención. El propio artista ha declarado su "falta de imaginación para inventar", de manera que su fotografía quiere mostrar de forma directa y sincera parcelas de realidad registradas por el objetivo de su cámara. Su gran aportación es su manera de "mirar" a través de él, y en ese acto de mirar y encuadrar, García Alix descubre múltiples detalles que pasan desapercibidos a una mirada ordinaria. Su actitud ante las cosas que le rodean está relacionada con la de otros fotógrafos que de alguna manera le han impactado, como Walker Evans o August Sander, pero también con el legado más actual de la contracultura norteamericana, el cine, el comic y el mundo del rock. El lugar de mi confesión es la imagen de un rincón urbano que no posee rasgos especialmente atractivos; es un lugar vulgar pero observado y captado por una mirada franca, sin prejuicios ni adornos. El propio García Alix ha comentado el sentido último de esta fotografía y su condición casi de autorretrato: "es una de mis imágenes más sinceras. En ese momento -y en ese lugar, tan poco fotográfico-, traté de vislumbrar mi propia alma y reflejarla intuitivamente. Me di cuenta de que el sitio no tenía nada de especial. Esa falta de brillantez expresaba justamente mi alma. La mayoría de las veces que sucede algo importante, ni siquiera te das cuenta. En esa ocasión tuve suerte, porque llevaba la cámara en la mano. Lo que me importa de esta foto es mi propia confesión, mi verdad desnuda. Si tuviera que pintar un cuadro de mi vida, quizá sería este paisaje". CB

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