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Composition bleue

Francisco Bores

1944
Oleo sobre lienzo
Medidas: 60x73 cm
A.C.A.C. Fundación AON España

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Procedencia:
Col. art., París / Gal. Renou et Collè, París / Gal. Poyet, París / Col. part., París / Gal. Calart, Ginebra / C.A.C.- Museo Patio Herreriano, Valladolid

Firma:
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Exposiciones:
1994 La Generación de las Vanguardias. C.A.C., Museo Ramón Gaya, Murcia

Bibiliografía:
Antes del informalismo. Arte español 1940-1958 en la Colección Arte Contemporáneo, cat., Cuaderno nº 4, C.A.C., Madrid, 1998, 44, rep.c; Arco'89, Gal. Calart, cat., Madrid, Ifema, 1989, 84, rep. c; Arte en España 1918-1994. Colección Arte Contemporáneo, Madrid, Alianza Editorial, 1995, 102, rep.c; Bozal, V., Antes del informalismo. Arte español 1940-1958 en la C.A.C., Monografías de Arte Contemporáneo 1, M.N.C.A.R.S., Madrid, 1996, 32, 60-61, rep.c; Colección Amigos del C.A.R.S., cat., Madrid, MNCARS, 1989, 32-33, rep. c; Colección Arte Contemporáneo, cat., Madrid, 1991, 30-31, rep. c; La Generación de las Vanguardias. C.A.C. , Murcia, Museo Ramón Gaya, 1994, rep. c; Museo Patio Herreriano. Arte Contemporáneo Español, Colección Arte Contemporáneo y Ayuntamiento, Valladolid, 2002, 283, rep.c

Comentario:
A raíz de la invasión alemana, Bores abandona París y marcha a San Juan de Luz, en el País vascofrancés, junto con Matisse. Más tarde viaja a España, para regresar a París en 1943. Esta naturaleza muerta refleja el conocimiento de Picasso y la brillante riqueza cromática de Matisse y de Bonnard, influencias sabiamente asimiladas por el pintor. Continúa la temática de interiores domésticos realizados con una gran simplicidad, utilizando trazos vigorosos de color para delimitar las formas. Está ausente toda sensación de espacio tridimensional, y el cuadro se concibe como "pintura pura", como espacio plano regido por sus propias leyes internas. Los objetos no son reproducciones miméticas de objetos reales, sino evocaciones realizadas de memoria, elementos puramente compositivos de un género, la naturaleza muerta, muy del gusto de Bores. El centro de la composición, constituido por la jarra y las frutas, se enmarca en lo que sería una ventana abierta, según la preferencia que Matisse mostró por esta disposición, y que Bores interpreta a su manera esquematizando al máximo los elementos. El cuadro juega con los efectos producidos por unos pocos colores: rosa, morado y verde, creando armonías pero también sabias disonancias.

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