Angel Ferrant y sus móviles
Mathias Goeritz
1948
Gouache y tinta sobre papel
Medidas: 23x29,7 cm
Asociación Colección Arte Contemporáneo
Procedencia:
Col. particular, Madrid / C.A.C.- Museo Patio Herreriano, Valladolid
Firma:
SIN FIRMAR
Exposiciones:
SIN EXPOSICIONES
Bibiliografía:
Museo Patio Herreriano. Arte Contemporáneo Español, Colección Arte Contemporáneo y Ayuntamiento, Valladolid, 2002, 327, rep.c
Comentario:
Mathias Goeritz se instala en Madrid en enero de 1947, fechas en las que cabe situar el inicio de la amistad que le va a unir al escultor Angel Ferrant, quien va a introducir al artista alemán en la práctica de la escultura, motivo, entre otros, que le llevó a reconocerlo como uno de sus maestros más destacados. La colaboración artística entre ambos se va a manifestar en varios planos. Posiblemente el más importante por su trascendencia en el panorama artístico nacional sea la gestación de la Escuela de Altamira. En menor escala ambos desarrollan una intensa labor de reconocimiento y promoción mutua de sus respectivas obras, actividad en la que destacan el artículo "Las últimas obras de Henry Moore y Ángel Ferrant" que el alemán publica en la revista Cobalto en 1948, o el prólogo que firma Ferrant del catálogo de la exposición de Goeritz en el Salón Alerta de Santander un año más tarde, y firmado el 19 de septiembre de 1948, la misma fecha que figura al pie del dibujo. En 1949 igualmente tiene lugar la exposición conjunta en la Galería Palma de Madrid, en la que Ferrant presenta públicamente sus Móviles, uno de los cuales fue pintado por el propio Goeritz. En 1951, preguntado acerca de cuándo realizó la primera de estas obras, el escultor respondió: “Una vez que Mathias Goeritz me pidió un dibujo astronómico. Tracé en un papel una composición con unas esferas”. No conocemos ni el aspecto ni la fecha del dibujo a que hace referencia, pero parece evidente que Goeritz se apropia en esta ocasión de la solución formal aludida por su maestro para rendirle un íntimo homenaje en un momento en el que éste estaba en plena experimentación sobre el movimiento. De la misma manera, como tributo hacia Ferrant podrían considerarse las evidentes referencias iconográficas y estilísticas que se hacen en el dibujo a Miró y Calder, artistas de especial significación para el universo plástico ferrantiano y que igualmente contribuyeron a la madurez artística del alemán. Goeritz desestima cualquier alusión al sentido cosmogónico que puedan encerrar en origen los móviles como construcciones. El color, la línea y las formas circulares remiten al modo de entender el proceso plástico en la infancia, un tema igualmente determinante en el pensamiento estético del escultor español, que lo relacionaba con las formas de expresión artística de la prehistoria. Este mutuo interés les llevará a la publicación de un librito (Creaciones), que recopilaba dibujos realizados por niños. En este sentido, Goeritz se acerca al sentimiento lúdico que emana de las obras de Miró y, de manera especial, de Calder un artista, por lo demás, al que parece remitirse en otras obras realizadas en su estancia española, como la Tauromaquia (1945), dibujos en los que el empleo del garabato puede vincularse a las figuras en alambre realizadas por el artista norteamericano en los años veinte, o la serie que sobre el circo publica en el primer número de la revista Hoy (1949), editada en Barcelona por Santos Torroella, y en la que cabría rastrear la influencia del Circo de Calder, tan apreciado, a su vez, por el propio Ferrant. AGV