Ancho paisaje lleno de sol
FermÃn Aguayo
1955
Oleo sobre lienzo
Medidas: 115,5x130 cm
A.C.A.C. Fundación AON España
Procedencia:
Col. art., ParÃs / Gal. Jeanne Bucher, ParÃs / C.A.C.- Museo Patio Herreriano, Valladolid
Firma:
SIN FIRMAR
Exposiciones:
1989 FermÃn Aguayo, Arco'89, Madrid, Gal. Jeanne Bucher / 1989 Colección Amigos del C.A.R.S., M.N.C.A.R.S., Madrid / 1991 Arte en España, 1920-1980. C.A.C., Palacio de Sástago, Zaragoza
BibiliografÃa:
Arte en España 1918-1994. Colección Arte Contemporáneo, Madrid, Alianza Editorial, 1995, 101, rep.c; Bolea, F. y Puyol, M., Arte en España, 1920-1980. GuÃa Didáctica, Zaragoza, Palacio de Sástago, 1991, 15, rep. c; Bozal, V., Pintura y escultura españolas del siglo XX, Madrid, Espasa Calpe, 1993, II, 208, rep. c; Colección Amigos del C.A.R.S., cat., Madrid, M.N.C.A.R.S., 1989, 104-105, rep. c; Colección Arte Contemporáneo, cat., Madrid, 1991, 128-129, rep. c; Museo Patio Herreriano. Arte Contemporáneo Español, Colección Arte Contemporáneo y Ayuntamiento, Valladolid, 2002, 266, rep.c
Comentario:
En 1953, Aguayo fue contratado por la galerÃa Jeanne Bucher de ParÃs. Desde ese año hasta el principio de la siguiente década, realizó una serie de paisajes de fuerte empaste de color en los que la naturaleza no es más que una excusa para un tratamiento abstracto del cuadro. Desaparecen las compartimentaciones de fuerte diseño lineal que caracterizan Taller (1952), en esta misma colección del Museo Patio Herreriano, y la superficie plana del lienzo se llena de pinceladas densas, de sutiles gradaciones de color y luminosidad. Este paisaje está próximo a Paysage retrouvé (1956) y La grande boucherie (1960-61), y muestra relación con el tratamiento pictórico del pintor Nicolas de Staël (1914-1955), que precisamente se suicidó en este año de 1955. Aguayo utiliza la espátula para aplicar una pintura espesa, fragmentando los toques de color y creando armonÃas con una reducida paleta de sienas, blancos y amarillos. Las manchas del óleo, bastante homogéneas en su tamaño, asumen distintas direcciones, creando una dinámica interna que parece irradiar desde el centro hacia fuera. Aguayo evoca con ello los rasgos y accidentes de un paisaje de carácter más interior y abstracto que real: una expresión de sensaciones que remite a su propia memoria del paisaje español.