Quince años de cultura contemporánea en Valladolid

Artículo de Cristina Fontaneda, directora del Museo Patio Herreriano, aparecido en Tribuna de El Día de Valladolid el 06 de marzo de 2016. Fotografía de Juan Carlos Quindós para la inauguración de la exposición Días de Vinilo con el programa de Radio3 Fluido Rosa. El pasado 14 de enero se cumplieron quince años desde que el Ayuntamiento de la ciudad, con el apoyo unánime de toda la corporación municipal, tomase la decisión de poner a Valladolid en el mapa del arte contemporáneo en España. Una red institucional a la que la ciudad se incorporó con la creación del Museo Patio Herreriano. Un proyecto que constituyó la decisión de política cultural con la que Valladolid inauguraba el siglo XXI: arte contemporáneo para completar la oferta de una ciudad en la que el paso de la Historia aportaba una gran riqueza patrimonial pero también una imagen poco permeable a la modernidad. Y fue en esa dualidad donde se encontró la fórmula más adecuada al propósito descrito: el Ayuntamiento aportó lo mejor de su patrimonio histórico, el magnífico claustro del Monasterio de San Benito, el “patio herreriano”, que contó con una rehabilitación ejemplar, para recibir la mejor colección privada de arte contemporáneo español del país. El engarce se materializó en un acuerdo de cesión en comodato de la colección creada por la Asociación Colección Arte Contemporáneo, integrada por los fondos artísticos que ésta había adquirido (y los que adquiriese posteriormente) conforme a riguroso criterios de selección. Una cesión que se renueva de forma periódica, cada cinco años, y que no implica ninguna contraprestación económica. Como fórmula de gestión de esta iniciativa ejemplar de colaboración público-privada se constituyó, con el consenso de todas las fuerzas políticas con representación municipal, la Fundación Patio Herreriano. En su patronato están presentes todos los grupos municipales y, por invitación del Ayuntamiento de Valladolid, las siguientes instituciones: el Ministerio de Educación y Cultura, la Junta de Castilla y León, la Diputación de Valladolid y la Universidad de Valladolid. No obstante, el soporte financiero corresponde mayoritariamente al consistorio vallisoletano, sostenedor esencial del museo. Quince años después el Museo está consolidado como referencia nacional de prestigio y rigor. La Colección que le aporta su necesaria identidad argumental, y que lleva el nombre de Valladolid allí donde viaja, ha manifestado y manifiesta su voluntad de permanencia en la ciudad en cuantas ocasiones se le han presentado. Gracias a esa personalidad propia y bien definida se ha realizado un trabajo coherente de desarrollo de la cultura contemporánea desde y para Valladolid. Las líneas de trabajo consolidadas se materializan en proyectos expositivos, educativos y sociales. Proyectos concebidos siempre buscando colaboración tanto con museos de ámbito nacional como con colectivos locales. Iniciativas muchas de ellas transversales, que tienden puentes con disciplinas artísticas distintas de las artes plásticas: música, danza, teatro, cine, narrativa. Además en estos años el museo se ha establecido como uno de los escenarios esenciales de la vida cultural de la ciudad, más allá de la programación del centro, siendo su salón de actos uno de los que más actividad desarrolla en cuanto a presentaciones de libros, ciclos de conferencias, seminarios, aulas culturales y un largo etcétera de convocatorias que también son propias del museo. Los museos del presente son mucho más que contenedores estáticos de obras para deleite de turistas. Son instituciones que se justifican en su versatilidad al servicio de la sociedad y de su desarrollo. En este aspecto el MPH ofrece un balance de estos quince años netamente satisfactorio.