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JAVIER GARCÍA PRIETO. Un pintar indómito

25-10-2019

JAVIER GARCÍA PRIETO. Un pintar indómito
Sala 8 del 30 de octubre de 2019 al 16 de febrero de 2020

Revisando el extenso material que tras de sí dejó Javier García Prieto (Valladolid 1954-2019), no tardamos en comprender que uno de los conceptos en torno a los que debía girar este proyecto expositivo era su actitud ante el hecho artístico y el modo tan personal, tan visceral, de aproximarse a la pintura.

Por lo general, no suele haber grandes diferencias entre el modo en que uno se enfrenta a la vida y al arte, y esto fue muy visible siempre en el caso de García Prieto, que durante décadas hizo virtud del exceso y emblema de la gestualidad, por más que anduviera de acá para allá siempre en torno a los mismos temas, como si fuera un artista conceptual. Cuánto gesto, cuánta materia, cuánta gravedad, y, al mismo tiempo, cuánto afán de seriar, de acotar una taxonomía de tan raros motivos: vanitas, plantas, hojas, chozos o tiestos que elevaba a iconos irrebatibles, tan visibles, pero tan abstractos, enredados, enmarañados en la pintura.

García Prieto trabajaba en series como las señaladas, como en la de tiestos, y las dejaba siempre abiertas, volviendo a ellas reiteradamente, llevado por una concepción de la libertad insólita, como quien trabaja sin puerto visible al que arribar, sin cuentas que dar a nadie; cuanta nadería que evitar así, se diría. Esto fue lo que nos guió a elegir este título para la exposición, Un pintar indómito, como quien asume un quehacer incontrolable, ajeno a los parámetros que rigen habitualmente la práctica artística, tan controlada, tan estratégica, tan pendiente. A García Prieto se le aparecía en la mirilla un tiesto de su patio de Velliza y a él dedicaba el tiempo que hiciera falta, fíjense que objeto tan banal, y de este motivo tan prosaico sacó lo mejor de sí. De esa imagen de tiestos, como de sus otras series, realizó un conjunto que hoy celebramos en la selección del Patio Herreriano y en la del Museo de la Universidad como uno de las cotas más altas de su legado.

La exposición está concebida como un conjunto de temas a los que García Prieto se acercó con una reiteración casi obsesiva. Para el Patio Herreriano se ha seleccionado un número importante de papeles de un mismo formato y, por lo general, de un mismo grosor, algo que nos es baladí, pues tendía a verter grandes capas de pintura sobre el soporte, siempre sobre una base horizontal, así pintaba él. Se acercó a tan variados asuntos desde perspectivas múltiples, aunque los mirara siempre desde un mismo punto. Eso es, creemos, lo que implica ser artista: la capacidad de estar dándole vueltas y más vueltas a una misma idea, de buscarle siempre el envés a las cosas. Hemos seleccionado tiestos y más tiestos, hojas y hojas, raros rostros, bosques que dibujaba en continuidad como una misma obra y chozos tras chozos, unos tras otros pertinazmente… Hemos querido constatar cómo pueden verse mil caras en una sola, siempre desde una radical frontalidad. Por otro, en la sala del MUVa se han seleccionado sus trabajos, también obsesivos, sobre chozos, cabañas de piedra, refugio para pastores. Lo que fuera su aportación en la última muestra y el origen del proyecto con el Museo de la Universidad durante el último año. También se acogen sus obras sobre tela con los mismos temas que en sus series: hojas, flores, cabañas, bosques, rostros de mirada y extraños gestos. Obras de más tamaño en las que concentraba algunos de sus obsesiones también con óleo como el papel, en este caso sobre tela, magnificadas en su tamaño ya aturdido de sus obsesiones plásticas. Como puntos de atención de sus trabajos de series….

Esta exposición, comisariada por  Daniel Villalobos y Javier Hontoria, es fruto de la colaboración de dos instituciones, el Museo de la Universidad de Valladolid y el Museo Patio Herreriano.

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