ISIDRO BLASCO

The lasting life of things (La vida duradera de las cosas) es el resultado del primer encargo del Patio Herreriano para la Capilla de los Condes de Fuensaldaña, una instalación pensada específicamente para este espacio del museo realizada por Isidro Blasco (Madrid, 1962). La obra de este artista se ha caracterizado desde sus primeras series por la exploración de las confluencias e interferencias entre la escultura y la arquitectura. Ambas tienen en común la reflexión sobre el espacio y la posibilidad de generar nuevas realidades a través de la construcción.

Isidro Blasco establece relaciones emocionales con su entorno, las calles por las que pasa, los estudios donde trabaja o las casas donde vive. Fija estos lugares transitados y habitados con un proceso que tiene dos fases: primero a través de fotografías que son tomadas como una sucesión de fotogramas, y después a través del ensamblaje de éstas, reconstruyendo los lugares a partir de la reunión de los fragmentos fotográficos. Las formas de sus primeras esculturas nacían de la reproducción de los espacios vacíos que quedaban atrapados entre los edificios o que se formaban en las esquinas y recovecos de las habitaciones. De este modo la arquitectura funciona como un molde y la escultura es el resultado de un vaciado. En otras series las fotografías no se ensamblan sobre un plano, sino que se unen siguiendo las tres dimensiones hasta que la suma de todas ellas acaba por reinterpretar la totalidad del espacio original.

En otras ocasiones la escultura se presenta como una pieza arquitectónica: una estructura de madera, pladur o dm, que soporta una serie de planos, también ensamblados, sobre los que pega las fotografías. En estos casos todo el sistema constructivo queda a la vista, tanto en su vertiente escultórica (el contenedor), como en la fotográfica (el montaje), forzando al espectador a asumir la obra como el resultado de un proceso. Este tipo de procedimiento que entiende el espacio de una forma analítica, intelectualizada y que rehace los volúmenes a través de su presentación poliédrica, como tratando de hacer visible y a la vez palpable el espacio, recuerda a soluciones cubistas y constructivistas. La pluralidad combinada de visiones sirve para consignar que nuestra percepción de las cosas surge de una síntesis de fragmentos y que cualquier realidad es fruto de una construcción. Últimamente Isidro Blasco ha sustituido las fotografías por la proyección de imágenes en video. La descripción de los espacios se hace entonces a partir de una imagen móvil. La combinación de diversas técnicas y soportes da como resultado una instalación heterogénea que ayuda a explorar las experiencias perceptivas que se dan en nuestra realidad contemporánea.

Los lugares cercanos permiten a Isidro Blasco hablar de la experiencia. La mirada que proyecta sobre ellos no trata de extraer una descripción objetiva, sino que surge de las emociones y experiencias que se acumulan en el tiempo de vivir esos espacios. El entorno es entendido a partir de la vivencia. Lo privado del artista, su territorio y su memoria, se hacen públicos y al contrario, lo público, lugar de la experiencia, se entiende como un terreno privado de potencialidades poéticas. En el caso de la Capilla la superposición histórica de diversos usos ha ido cargando de tiempo un único ámbito espacial. Se trata de un lugar donde coexisten pasado y presente, destrucción y construcción. Isidro Blasco se pregunta en su obra sobre la vida de las cosas y pone el acento en su duración más que en su fugacidad. La durabilidad se manifiesta en la preservación del marco físico, una ruina que invita a su recuperación imaginaria, una reconstrucción personal que a cada uno permite recrear un espacio dentro de otro espacio. Isidro Blasco nos hace su propuesta, reinventando un lugar para un uso poético, artístico, donde el devenir del tiempo se hace presente una y otra vez en la proyección de imágenes de la Capilla, momentos grabados que ya han ocurrido. El movimiento y el tiempo se introducen en la arquitectura. La intromisión de esta variable temporal nos hace pensar que la durabilidad, lo que perdura, también tiene que ver con la memoria. Espacio dentro del espacio y tiempo dentro del tiempo, las estrategias reduplicadoras de Isidro Blasco nos devuelven una imagen desencajada del mundo en cuyas aristas trata de fijar una permanencia de las cosas que evita la nostalgia.