SUSAN PHILIPSZ
Arquitectura, memoria
El proyecto Arquitectura, memoria: Susan Philipsz está formado por tres piezas sonoras de quien está considerada como uno de los máximos exponentes del escenario artístico internacional y en particular del arte sonoro, campo en el que ha realizado trabajos de enorme relevancia en las tres últimas décadas. La obra de Philipsz, nacida en Glasgow, Escocia, en 1965, suele presentarse en grandes espacios vacíos, en relación directa con su arquitectura, o en exteriores, deslizándose sutilmente hacia el espacio público. Es precisamente a estos dos ámbitos a los que se dirige la selección que ahora presentamos, perteneciente a la Colección del Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC) de Santiago de Compostela, una de las colecciones institucionales más importantes de España.
El Museo Patio Herreriano se une con este proyecto a la Semana Internacional de Cine de Valladolid con lo que podría denominarse un cine sin imágenes, pues en el origen de las piezas sonoras que aquí presentamos se encuentra la enorme influencia que sobre Philipsz ha ejercido siempre el lenguaje cinematográfico. The Dead, instalada en la Capilla del Museo, nace como homenaje a Dublineses, el célebre film de John Huston de 1987 basado en una novela corta de James Joyce. El visitante que entre en la capilla escuchará reiteradamente una canción interpretada por la propia Susan Philipsz, que es la versión de esa otra, The Lass of Aughrim, una canción popular irlandesa, que en el filme de Huston canta uno de los invitados a una fiesta de Navidad en el Dublín de los albores del siglo XX. En la película, la canción produce una gran conmoción en una de sus protagonistas, Gretta, pues es la misma con la que le agasajaba un amor de juventud que murió literalmente por ella, lo que supone un salto fulminante en el tiempo y una oda a la nostalgia y a la muerte misma, la del joven amante que muere de amor por Gretta, o la del propio Huston, que moría poco a poco filmando esta película, su última película. La instalación de esta obra en la Capilla del museo fortalece la idea de ausencia y de memoria, toda vez que la vacía arquitectura del lugar se revela en su dimensión más nítida.
El arte sonoro de Susan Philipsz encuentra muchas veces su inspiración en la literatura y en la cultura popular. En su forma, el sonido o la narración en modo a menudo repetitivo, sigue la estela de la pieza de Itziar Okariz que formó parte de “Una dimensión ulterior” (significativamente Okariz y Philipsz tienen formación de escultoras). En su perfil iconográfico no es ajena a las inquietudes de Irene de Andrés, cuyo trabajo en torno a las discotecas de Ibiza pudo verse recientemente en nuestras salas. Esto se hace evidente en la pieza Something Better Change, instalada en la Sala 9, en la que Philipsz acude a una canción hoy legendaria de 1977 firmada por la banda The Stranglers. Esta canción, un alegato a la rebeldía en el epicentro del punk, pierde su carácter revolucionario pues la artista repite su estribillo hasta el hartazgo, provocando precisamente eso, el hartazgo en la lucha, y la triste asimilación del conformismo inane que caracteriza nuestro tiempo.
El cine y la cultura popular se encuentran de nuevo en el origen de la que, junto a The Dead, es tal vez la pieza más conocida de Philipsz, Follow Me, instalada en la plaza del museo y creada a partir de la célebre película Blow Up, de Michelangelo Antonioni, de 1968. La pieza descubre a Philipsz cantando una canción de The Yardbirds, Happening Ten Years Time Ago, una canción que versa sobre la relación entre realidad e ilusión, algo presente no sólo en la película de Antonioni sino también en cualquier lugar que pretenda ofrecer alternativas a toda realidad inapelable. El Museo Patio Herreriano quiere ser ese lugar.