ÁNFORA, GROTESCO, ARMAZÓN, MANIQUÍ
Una exposición sobre pedagogía. Antonio Ballester Moreno / Ángel Ferrant
[English version below]
”Hasta el siglo XIX el dibujo fue una disciplina artística exclusivamente usada por pintores, escultores y arquitectos. Fue J.J. Rousseau quien propuso democratizar esta práctica a través de la educación. En ese modelo didáctico, el dibujo, desprendido de sus connotaciones artísticas, se consideró esencial en la educación de los sentidos de todo ciudadano.
Se empezaba entonces a cuestionar los métodos de enseñanza centrados exclusivamente en contenidos intelectuales. Esta idea, que se puso rápidamente en marcha gracias a pedagogos como Pestalozzi y Fröbel, cambió radicalmente el concepto del arte futuro materializándose a principios del siglo XX en las vanguardias artísticas.
La democratización del arte implica encontrar lo que nos une, las experiencias comunes que compartan las costumbres más básicas de nuestra propia naturaleza y de la naturaleza que nos rodea; volver la mirada a los orígenes, a lo niño, lo salvaje y las culturas prehistóricas. Recuperar la continuidad entre la experiencia estética y los procesos naturales de la vida, y romper con conceptos dualistas como el arte culto frente al popular, lo estético frente a lo práctico, y el artista frente a la gente "ordinaria", fueron algunas de las ideas mediante las que se fraguó el arte de vanguardia.
El niño dibuja por naturaleza, hasta que se da cuenta de que los resultados no cubren las expectativas de fidelidad al modelo que se exige. La técnica mata la creatividad. Y así se empezó a especular sobre la creación desde un punto de vista más general, se rompió con la idea de que el artista es el único ser creativo, y esto se extendió a cualquier individuo y profesión. Democratizar el arte era un mensaje claro, todos tenemos la capacidad de crear. Y esta idea tan importante nos daba la condición y el poder de los dioses. Ya no es necesario reproducir, ahora se produce, se crea, se inventa, pero no se copia. Y por tanto la técnica no puede ser un impedimento para este fin. De este modo, la Naturaleza ya no se representa como creación suprema, sino que se usa su forma de proceder para aplicarla al arte.
Ánfora, Grotesco, Armazón, Maniquí. Una exposición sobre pedagogía se plantea como un proyecto expositivo en el que se evidencia esa estrecha relación que viene tejiendo el arte con la educación. Podría interpretarse, incluso, como una exposición más ligada a la propia pedagogía que al arte mismo. Se exponen obras de Ángel Ferrant junto a su archivo pedagógico, combinado con mis propios trabajos y con aquellos que fueron el resultado de talleres que he impartido en los últimos años y en los que también se ha tratado sobre la creatividad, el trabajo manual entendido como pedagogía de los sentidos y de la naturaleza en el marco de la relación entre evolución biológica y cultural. Mediante este gesto subrayamos la necesidad de democratizar el arte, la educación y la cultura, rompiendo así con esas dualidades antes apuntadas. Porque el fin de toda educación, igual que de toda creación, no es la pura verdad del conocimiento en sí sino simplemente mejorar la experiencia”.
Antonio Ballester
La obra de Antonio Ballester, fundamentalmente pictórica, parte de iconografías ligadas a lo cotidiano y a la expresión primaria de la naturaleza. Soles, lluvia, árboles, plantas, montañas o lunas son elementos representados siguiendo procedimientos esquemáticos, esenciales y austeros.
Al quehacer artístico de Antonio Ballester le ha acompañado desde los inicios de su carrera una inclinación por la pedagogía y por procesos participativos que, en ocasiones, han formado parte de sus presentaciones públicas, como pudo verse en su exposición en La Casa Encendida de Madrid o en la última edición de la Bienal de Sao Paulo, una de las citas más relevantes del calendario internacional. En estas exposiciones, su propia obra se mostraba junto al resultado de los talleres que realizaba con niños de muy diferentes contextos y estratos sociales, y así, junto a sus cuadros de variado formato, aparecían acuarelas y collages o setas de barro, patos de madera y alfarería de cromatismo encendido y libre.
Hace unos meses, el Museo Patio Herreriano cursó una invitación a Antonio Ballester para el estudio del Archivo Ferrant, que forma parte de la Colección Arte Contemporáneo. El artista centró su interés en las metodologías pedagógicas de Ferrant, que en el año 1931 publicó un texto de enorme relevancia titulado “Diseño de una configuración escolar”, que vino a derrocar muchas de las convenciones pedagógicas arraigadas desde hacía tantos años en la enseñanza artística en nuestro país. Como explica Javier Arnaldo, una de las máximas autoridades en la obra artística y pedagógica de Ferrant, el artista abogó por una “formación no autoritaria basada en el principio de libertad expresiva” con un sistema dividido en tres fases. La primera de ellas, o curso de iniciación, estaría basada en la “experimentación y el juego con formas y materiales”; la segunda y la tercera explorarían el tránsito entre intuición y conocimiento. El texto de Ferrant, prosigue Arnaldo, nunca fue implementado por estamento público alguno pero es una importante constatación de la “simbiosis entre el sentido de la creación artística que le persuadía y la dinámica de aprendizaje requerida por el arte” que forjó todo su pensamiento.
En 1935, Ángel Ferrant diseñó unas pequeñas piezas de cartón de formas y tamaños diversos, algunas siguiendo patrones geométricos básicos y otras algo más caprichosas y complejas. El artista sugería a los jóvenes que ensamblaran estas piezas para componer figuras a su antojo en libres ejercicios combinatorios. Ferrant llamó “Arsintes” a este juego, una palabra que mezcla los conceptos de “arte” y de “síntesis”. Son once grupos de cartones recortados, todos ellos pertenecientes al Archivo Ferrant, de los cuales cuatro, titulados “Ánfora”, “Grotesco”, “Armazón” y “Maniquí”, son los que utilizó con mayor frecuencia, como delatan los muchos dibujos que realizó con ellos como fuente.
Algunas de las formas de los “Arsintes” son ahora el leitmotiv de esta exposición, o, más, bien, de la museografía de esta exposición. Construidas por el carpintero vallisoletano Jesús Morejón, las peanas de madera que pueblan el espacio expositivo siguen los patrones diseñados por Ferrant. Sobre ellas se exhiben esculturas de Ferrant y documentación de sus experimentos pedagógicos junto con objetos realizados por niños en los diferentes talleres organizados por Antonio Ballester, para quien, como para Ferrant, el arte y el aprendizaje son una misma cosa. Así, como si se evaporaran los 85 años que han pasado desde entonces, los “Arsintes” de Ferrant invitan hoy de nuevo a abrir nuevos caminos en la enseñanza artística, como bien revelan los trabajos de niñas y niños de Madrid, México o Brasil, con quienes Antonio Ballester ha compartido la inquietud crítica y social que entonces compartió también Ferrant con las niñas y niños de aquellos convulsos tiempos.
Este sentir común de Ferrant y Ballester por la pedagogía tiene su eco en el carácter a menudo austero de las obras de uno y otro, algo claramente visible sobre todo en la célebre Maternidad de Ferrant, la brillante y bellísima versión del clásico tema de la Virgen con Niño que realizó el artista en 1949. Ballester admite su fascinación por esta pieza, pues el tema que describe es el que de manera más nítida y reiterada ha retratado el asunto de la infancia en toda la historia del arte. El ejercicio de síntesis al que somete Ballester sus iconografías tiene que ver con el esquemático e inocente mirar de los niños mientras da fe, también, de un interés por un primitivismo que le sitúa cerca de Ferrant.
Ánfora, Grotesco, Armazón, Maniquí. Una exposición sobre pedagogía está instalada en las salas 6 y 7 del Museo. La sala 6 tiene un carácter más expositivo mientras que la sala 7 lleva la pedagogía de lo escenográfico a lo real, con mesas realizadas siguiendo los patrones de los Arsintes en los que los jóvenes realizarán los talleres educativos en un intento de recuperar y de continuar uno de los momentos más felices en las relaciones entre el arte y la pedagogía en nuestro país.
ANFORA, GROTESCO, ARMAZÓN, MANIQUÍ
An Exhibition on Pedagogy
Antonio Ballester Moreno and Ángel Ferrant.
"Up to the end of the 19th Century, drawing was an artistic tool used specifically by painters, sculptors and architects. It was Jean Jacques Rousseau who suggested that drawing should go through a democratization process based on pedagogical procedures. Under this new model, drawing was devoid of its aesthetic connotations and became a free and essential educational instrument for all citizens.
Pedagogycal systems based exclusively on intelectual contents were beginning to be questioned by thinkers like Pestalozzi or Fröbel, and the new ideas soon became an important part of the avantgarde project.
Democratization of art means finding what is common to us all, the experiences that we can share in the context of our essential selves and those of our surrounding nature; returning our gaze to the origins, to childhood, to primeaval cultures; strengthening the links between aesthetic experience and the vital cycles and turning our backs to the obsolete tensión between high culture vs. low culture, aesthetic vs. practical or artista/geniouos vs. ordinary people. This was yet another battlefield in the avantgarde period.
Kids draw naturally until they find that they can no longer fulfill the mimetic expectations towards the model. Technique kills creativity. Thus creativity became a tool available for everyone who wanted to explore, and not only for artists that seeked to be genius. This is a very important ideas for it gave us the power of the gods. Now we do not need to reproduce. We simply produce, create, invent… these are activities much more important than the simple copy and technique could not be an obstacle in such a development. Consequently, Nature is no longer represented as a supreme creation. Instead, we now apply Nature’s own inner rhythms to creative procedures.
Ánfora, Grotesco, Armazón, Maniquí. Una exposición sobre pedagogía seeks to evince the bridges between art and education. It maye ven be closer to the latter than to art itself. On the one hand, works by Ángel Ferrant are exhibited alongside his own pedagogical archive, my own works and those made by kids in the many workshops I have realized in the recent past and in which we have explored manual work understood as a pedagogy of senses, of nature and of the relationship between cultural and biological evolution.With this gesture, the exhibition insists in our will to democratize art, education and culture by breaking the aforementioned binary concepts. Because the aim of any educational endeavor, as is that of every artistic proposition, is not the purity of knowledge but the improvement of experience.”
Antonio Ballester
Antonio Ballester’s work is focused on painting. It evolves around iconographies closely linked to the quotidian and to the primary expression of Nature. In the realm of representation, his images are as scarce, essential. They depict suns, rain, tres, plants, mountains or moons, which are treated by truly austere means.
Alongside his artistic work, Ballester has invested a great deal of time and efforts on thorough research on pedagogy and participatory processes that have ocassionally taken the shape of an exhibition. His solo show at La Casa Encendida or his inclusion in the last Sao paulo Biennial are good examples of this. In this exhibitions, his own artistic work was shown alongside the result of the workshops he organized with kids belonging to different contexts and social strata. In the same space as his paintings one could see watercolors, collages or clay and wooden sculptures, just to name a few of the many languages they dealt with.
A few months ago, Museo Patio Herreriano invited Antonio Ballester to visit Archivo Ferrant, one the gems of the Colección Arte Contemporáneo, housed in this museum. Ballester focused on Ferrant’s pedagogical procedures. In 1931, Ferrant published an immensely relevant text, Diseño para una configuración escolar, that brought down many of the conventions around pedagogy so firmly rooted in academic artistic teaching. Javier Arnaldo, one of the most relevant experts on Ferrant, explains that the artist soon adopted a “non-authoritarian position based on the principle of expressive freedom” that he designed in three phases. The first one, that of initiation, was focused on experimentation and games with forms and materiales. The following two would be would be an examination of the transition between intuition and knowledge. Ferrant’s text was never actually set in motion by Spain’s the public administration but it remained a key evidence of the duality between the artistic creation he defended and the pedagogical dynamics required by art that structured his thinking.
In 1935, Ferrant designed small pieces of an array of cardboard pieces. Some were made following basic geometric patterns while others were more complex and capricious. Ferrant suggested the young pupils to freely create shapes in a combinatory exercise. These small cardboard pieces and the exercises were called “Arsintes”, which is the blend of two concepts: “art” and “synthesis”. There were 11 groups of cardboard pieces but Ferrant used mainly 4 of them. He gave each of these 4 groups the following titles. “Ánfora”, “Grotesco”, “Armazón”, “Maniquí”. They now give their names to the title of our exhibition.
Some of these little cardboard shapes are now the leitmotiv of our exhibition, or, rather, of the museography of our exhibition. Designed by local carpenter Jesús Morejón, the wooden plinths that are scattered around the exhibition space follow the patterns devised by Ferrant in his “Arsintes”. On these pedestals Ferrants’s sculptures, drawings, photographs and archival material are shown alongside different drawings, paintings, sculptures or object made by the kids that participated in the many workshops conducted by Antonio Ballester, an artist for whom art and pedagogy were, as Ferrant also held, one very same topic. Ferrant’s “Arsintes”, are now, 85 years afterwards, reinterpreted by the contemporary concerns of Antonio Ballester’s take on artistic education. His workshops with kids in Madrid, Mexico or Brazil, just to name only a few of the many different contexts he has worked in, evince the close ties between the two artists.
Both artists’ common concerns around pedagogy finds an echo on the austere nature of their artistic work. This is visible in Ferrants’s 1949 outstanding “Maternity”, a brilliant version of the well known iconography of the Virgin with Son. Ballester shares his fascination with this subject for it is the theme in which childhood has been most vividly depicted throughout all eras. The synthesis to which all works by Ballester are also submitted is also related to the youngsters’ schematic way of looking and making while simultaneously addressing to an interest in primitivism also shared by Ferrant.
Ánfora, Grotesco, Armazón, Maniquí. An Exhibition on Pedagogy, can be seen in Rooms 6 and 7. The former can be considered and exhibition in its own right, while the latter takes pedagogy from the scenographic to the real, with tables realized by carpenter Morejón also following Ferrant’s designs on which children of a varied ages will work in the various workshops programmed for this occasion. “Ánfora, Grotesco, Armazón, Maniquí” therefore shows our commitment to revise one of the most beautiful moments in the relationship between Art and Pedagogy in Spain’s recent history.