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Manual de uso para un optimista

Pepe Espaliú

1990
Hierro y bronce pintados
Medidas: 82x21x22,5 cm (6 unidades)
A.C.A.C. Grupo La Toja Hoteles

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Comentario:
Miembro de la generación de artistas sevillanos que emergieron en los años ochenta, Pepe Espaliú desarrolló su obra no sólo en el terreno de la pintura y la escultura, sino también en el de la poesía y la reflexión teórica, principalmente a través de sus colaboraciones en la revista Figura. Esta obra está constituida por seis piezas rectangulares colgadas en la pared a distancias iguales. Con medios parcos, carentes de toda retórica, Espaliú dispone las piezas a modo de estelas en cada una de las cuales una línea blanca describe una silueta. El cuerpo constituye la idea base de ésta y otras obras de este malogrado artista. En la que nos ocupa, más que un cuerpo material, se trata de su huella, la imagen en negativo de algo que estuvo presente y desapareció después. Parte tal vez de un ritual de la memoria, la muerte o la sensualidad de un cuerpo sin cuerpo: un acto que recuerda las manos prehistóricas silueteadas en negativo sobre los muros. Por alusión o simulación, Espaliú está cargando sus objetos de una energía enigmática que evoca silencio y ausencias, algo que el propio artista definió poéticamente: "dibujar ausencias, definiendo así la más entera presencia". La disposición de la obra incita a recorrerla. Las piezas están suspendidas de la pared, como otras muchas obras de Espaliú en las que se da esta constante. Rompiendo rítmicamente la compacidad del muro, irrumpen en el espacio del espectador con su pequeña repisa sobre la que hay recipientes pintados que, con sus formas orgánicas, sexuadas, completan la evocación del cuerpo como sede del sentimiento y la memoria.

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