Lanceta presenta en la Capilla tejidos y bordados que relaciona con las guerras y los ritos fúnebres practicados en la península entre los siglos XIII y XIV, que evidencian la diferenciación que la muerte establece entre pueblo y poder. No es baladí que este proyecto se inscriba aquí y ahora, casi cuatro años después del inicio de la pandemia del coronavirus, un hecho que volvió a remarcar esas distancias y que pone en tela de juicio la célebre afirmación de Horacio: La muerte hiere con el mismo pie las tabernas de los pobres y las torres de los reyes. La suntuosidad de estos tejidos constata decididamente esa brecha. Además, contará en el s. XIII con tres realidades que se irán cruzando, no sólo en los campos de batalla, sino también en los talleres textiles de musulmanes, cristianos y judíos.
El sueño de la cólcedra establece asimismo un punto de inflexión en relación al lugar que el textil ocupa en la obra de Lanceta, abriendo la puerta a una investigación que rebasa la idea del tejer como metalenguaje, hasta convertirse en un medio, o quizás en una excusa, que le permita abordar una pesquisa historiográfica desde frentes diversos.
El proyecto marca una continuación natural con La alfombra española siglo XV (2004-2018), un proyecto iniciado hace dos décadas —del cual se presenta ahora un amplio conjunto de sus obras en el arranque de esta sala 9—, que toma como punto de partida la próspera industria de alfombras de inspiración y ejecución islámica que existía en el s. XV en Albacete. Producidas por artesanos musulmanes y adquiridas por poderosas familias cristianas, estas suntuosas alfombras llevaban inscrita su heráldica en marcos amplios y señalados que, según Lanceta, traducen el espíritu de su tiempo, como si nos quisieran decir que su espacio se constreñía más y más. Y que hoy, con su lenguaje, nos recuerdan que existió una cultura distinta y que fue derrotada pero que mientras duró, brilló con luz propia. Al tiempo que los cristianos encargaban estas alfombras a los artesanos árabes, los sometían, humillándolos.
Al fondo de esta sala, El paso del Ebro (2013-2015), se detiene ante la batalla más larga y cruenta de la Guerra civil española. Se trata de un proyecto de carácter meditativo, fraguado en los viajes semanales que la artista realizó durante años entre Alicante y Barcelona, y en el que vierte también los relatos de su infancia, ligada a la comarca de la Terra Alta tarraconense. Lanceta lo rememora aquí trasladando la mortandad de los cinco meses en los que se desarrolló el combate a cinco tejidos, que se hacen eco del drama humano mientras acude a cuestiones domésticas, íntimas, como el paño con el que su abuela envolvía el pan. Observamos aquí imágenes tomadas en sus trayectos en tren, vídeos grabados en aquellos escenarios o los objetos rescatados por el pequeño museo de La Trinxera en Corbera d'Ebre, que completan un relato que desde lo personal invoca una memoria colectiva ahogada no sólo en las aguas del río, sino también en décadas de silencio.
Fiel a un proceso colaborativo desde el que Teresa Lanceta opera desde hace décadas, El sueño de la cólcedra se ha realizado en colaboración con los equipos de las Colecciones Reales de Patrimonio Nacional y se completa con tres colaboraciones planteadas ex profeso para la capilla por las artistas Ángeles San José, Leonor Serrano Rivas y Nader Koochaki; además del trabajo realizado por la artesana tintorera Lala de Dios. Los arquitectos Ester Gisbert y Alfonso Cuadrado, del estudio creativo Drassana, han configurado para el espacio del claustro una cartografía que vincula los episodios históricos de la Capilla y la Sala 9. Asimismo, El paso del Ebro se acompaña de un conjunto de utensilios cedidos para la ocasión por La Trinxera, iniciativa de estudio dedicada a la batalla del Ebro que alberga documentos y preserva objetos recogidos durante décadas.